Sunday, September 21, 2008




El proyecto de reforma abre el debate sobre la nacionalidad



El proyecto de reforma constitucional llevado por el presidente Leonel Fernández al Congreso Nacional reanudó el debate entre diversos sectores de la sociedad dominicana que abogan porque la nacionalidad dominicana se defina mediante el criterio jurídico del jus sanguinis o por el de jus soli.
El jus sanguinis (del latín derecho de sangre) establece que la persona adquiere la nacionalidad que tengan sus progenitores aunque nazca en otro país, mientras que el jus soli (derecho del suelo) otorga la nacionalidad a los que nacen en el territorio nacional sin importar el origen de sus ascendientes.
El presidente del Consejo Nacional de Fronteras, Radhamés Batista, y el presidente del Comité Dominicano por la Solidaridad Internacional con Haití, Armando Armenteros, instaron a los legisladores a establecer el criterio jurídico del jus sanguinis que define la nacionalidad dominicana en la próxima reforma constitucional.
En cambio, el padre Jorge Cela, del movimiento internacional Fe y Alegría, advierte a los congresistas que en esta reforma constitucional se debe tomar en cuenta el gran número de dominicanos que se encuentran en la condición de ilegales en diferentes países del mundo para no enviar un mensaje a la comunidad internacional que los afecte.
Batista pondera que este proyecto de reforma a la Carta Sustantiva de la nación busca definir claramente la nacionalidad dominicana, que a su parecer ha sido objeto de muchos debates por sectores que a su juicio buscan tergiversar este aspecto en contra de la identidad de los dominicanos.
El jus sanguinis sería un paso para dificultar la nacionalización de los inmigrantes haitianos, pero a la vez dificultaría la nacionalización de los emigrantes dominicanos en todos los países del mundo, asegura Cela.
“Si la opción de jus sanguinis nos la aplican a los dominicanos en el extranjero, va a terminar las posibilidades de muchos de nuestros emigrantes que están en la posibilidad de alcanzar la nacionalidad en Europa, esa opción la favoreceríamos internacionalmente por lo que no podemos quejarnos si nos la aplican”, sostiene.
Afirma que el desorden con los haitianos en el país no radica en la nacionalidad, sino en la falta de políticas en el manejo de la inmigración ilegal haitiana, la cual se mantiene por conveniencia de los empleadores de mano de obra barata.
EnfermedadesArmenteros indica que en esta reforma constitucional lo que se debe aclarar lo dictaminado por la Suprema Corte de Justicia en lo referente a que no son dominicanos los hijos de extranjeros ilegales nacidos en el territorio nacional.
Deplora que la inmigración masiva de haitianos a la República Dominicana haya traído enfermedades que habían sido erradicadas en el país como el polio, el sarampión y la malaria.
“Por eso es que hay más de medio millón de dominicanos con sarna y se ha aumentado cinco veces más el promedio de infectados por el VIH y el Sida en comparación con otros países de América Latina, lo mismo ocurre con la filaria ya que el 2% de la población dominicana está infectada, eso significa unas 130 mil personas”, destaca.
En cuanto a la tuberculosis, estima que en el país hay entre 50 y 65 mil dominicanos enfermos que son resistentes a los medicamentos tradicionales, lo que implica un proceso de más de seis meses para iniciar la mejoría.
Batista sostuvo que la entidad fronteriza estima positiva la propuesta de reforma constitucional entregada por el presidente de la República al Congreso Nacional, en lo referente a “clarificar una fórmula sobre la nacionalidad, precisando su alcance, en la adquisición de la misma para los nacidos en territorio nacional de padres extranjeros y en lo relativo a los descendientes directos de dominicanos residentes en el exterior”.

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